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¡AVISO! ALGUNAS IMAGENES SON DESAGRADABLES Y DURAS, PUEDEN HERIR LA SENSIBILIDAD DE ALGUNAS PERSONAS PERO QUIERO MOSTRARLAS PORQUE ES LA TRISTE REALIDAD QUE VIVIMOS EN ESTE PAIS. LAS ENTRADAS LAS VOY ACTUALIZANDO SEGUN ME LLEGA LA INFORMACION SOBRE LOS DIFERENTES CASOS.



miércoles, 1 de diciembre de 2010

XIN XAN, NO DEJEMOS QUE MUERA SIN CONOCER EL CALOR DE UN HOGAR, UNA OPORTUNIDAD PARA EL POR FAVOR


Hace muchos años que, tras una vida que se me supone de muy malos tratos, de palizas y golpes, de falta de amor y compasión, por lo observable en mis reacciones pasadas ante la presencia humana, llegué a la Protectora de Mataró, más concretamente a Cal Pilé.
Allí pasé años amenazando con mis dientes a todo aquél que pretendía acercarse a mí, a través de las rejas, pero pocas personas supieron ver que no era agresividad puesto que jamás mordí a nadie, que era un miedo atroz, pavor a que un humano se acercara a mí y volviera a hacerme daño. La cercanía de un humano me hacía recordar lo peor me podía pasar. Alguien levantaba la mano por cualquier motivo y yo temblaba de miedo, me agachaba y me encogía porque quería desaparecer… entraba en un estado de pánico.
Un día, alguien se acercó a mí y no sólo me miró sino que me vio, por primera vez sentí mi alma desnuda ante alguien… Ese alguien confió en mí, respetó mi espacio, jamás me tocó hasta que yo se lo pedí… y fue en aquél momento cuando comprendí qué era una caricia… Era algo maravilloso… Entendí porqué la mayoría de mis compañeros insistían en pedir caricias a las personas…
Empecé a sentir la necesidad de ser acariciado, pero a la vez sentía miedo y mostraba dientes… Si la persona interpretaba bien mi gesto, obviaba mi supuesta amenaza y se me acercaba con cautela y cariño, y yo me dejaba tocar, agachadito, como si estuviera a punto de recibir más agresiones, pero me dejaba tocar…
Poco a poco, empecé a salir a pasear con correa, incluso hice algunas incursiones por el pueblo y fui a la playa. Allí me sentí raro… luego me dijeron que a esa sensación se le llamaba libertad, tranquilidad,… Me sentía bien, era muy bonito sentirse así…
Mis cuidadores me mimaban muchísimo, respetando siempre la distancia que yo podía tolerar sin entrar en estado de pánico; fueron confiando en mí y yo en todos ellos… me tocaban, sus manos eran suaves y me hacían cosquillitas,… me gustaba esa sensación y cuando se iban de mi jaula sentía que necesitaba más, pero no sabía pedirlo. Aprendí lo que era un cepillado, ¡querían que estuviera guapo! ¿por qué me cuidaban tanto? Ahhh! Sentían por mí eso que decían otros perros que habían sentido alguna vez por ellos: AMOR, ¿me querían? Síiiiii, me querían… ¡Alguien me quería! ¡Yo era importante para alguien!
En la protectora he ido aprendiendo todo lo bueno que he experimentado en mi vida, tanto por parte de los cuidadores como de los voluntarios. Todos se han preocupado por mí, para ellos soy importante y dicen que hasta especial por mi carácter y mis circunstancias.
Nunca he mordido a nadie: ni a otros perros ni a otras personas.
Pero me estoy haciendo viejito. Noto que me están empezando a fallar las fuerzas y la poca alegría que me tenido en mi vida. Aunque duermo cobijado para evitar la humedad en mis huesos, paso frío, y lo más triste de todo es ver como a la mayoría les llega su oportunidad menos a mí. No soy un perro de raza, quizá la gente no me ve guapo, quizá mis dientes asustan… quizá no saben que el miedo me paraliza…
En mi vida no se ha escrito la palabra suerte… He sobrevivido pero he llevado una existencia solitaria y triste, nunca he podido amar por miedo a perder al ser amado. Es la historia de mi vida: como todos los perros maltratados, quería a mi familia humana aunque me pegaran, pero se deshicieron de mí… Luego me enamoré de una perrita muy guapa, pero la adoptaron, hice amigos pero se los llevaron. Ahora tengo una novieta, de mi edad y gracias a ella tengo una motivación, pero cuando se la lleven volveré a quedarme sólo…
¿Por qué a mí no me llega alguna oportunidad? Un pequeño espacio en un hogar tranquilo, sin niños que me dan miedo, sin demasiadas visitas, y con alguien que no me asuste acercándose demasiado si ve que yo tengo miedo… Todos los perros del mundo son mis amigos y las personas, teniendo tiempo para conocerlas, también podrían serlo… Cuando voy suelto durante el paseo, si voy acompañado de otros perros, obedezco, jamás me escapo. No tiro de la correa, me siento si me lo piden con educación, me encantan los premios…
Ojalá sepa lo que es vivir en una casa, ¡dicen que es genial! Que no pasas frío, que te tocan, te miman, a veces te dan comida especial, incluso que cuentan que puedes robarla tú o revolver la basura ¡debe de ser muy divertido!… Me gustaría probarlo, pero el tiempo corre en mi contra…
De cualquier forma, me gustaría agradecer a todos los que hayáis dedicado unos minutos de vuestras vidas, leyendo la historia de la mía, que desafortunadamente es la historia de muchos perros de perrera sin voz para contarla. Si no fuera porque aún soy cauteloso con algún humano que no conozco, ¡me encantaría ser acariciado constantemente, dormir a vuestros pies y estar cerca de vosotros! Gracias a todos!
Refugi Cal Pilé
Ctra. N-II, Km. 648,4 -Cal Pilé-
08303 Mataró (Barcelona)
Tel. 902 908 043
Movil 647-972293

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