Desde hace unas semanas Roger vive en la playa en compañía de Manuel y de Turka.
Manuel, socio y voluntario (¡ya un histórico!) de El Refugio-Escuela andaba dándole vueltas a la idea de acoger a Roger y junto a su perra Turka, enseñarle a confiar de nuevo y sobre todo a olvidar miedos, angustias y ansiedades.
Uno de sus sábados de voluntario en el refugio, cogió a Roger y le dijo: chaval, ¿qué te parece? ¿te vienes conmigo? Roger meneó su proyecto de rabo, abrió los ojos grandes como las pelotas de tenis que adora y de un salto se subió al asiento trasero del coche. ¡Vamos que nos vamos!
A Roger, recordarás, lo abandonaron en el refugio junto a su compañera Veva, tras siete años formando parte de una familia (o eso creía él) Nos encontramos con un animal deprimido y que sufría graves crisis de ansiedad. Los primeros días con nosotros se nos partía el alma al verlo siempre junto a la puerta de su parcela, parecía que esperaba a que volvieran a por él. Estaba nervioso, ladraba sin parar y cuando por fin parecía callarse, se le oía gemir y lloriquear bajito. Poco a poco conseguimos que volviera a jugar a la pelota, que volviera a disfrutar con el agua y que más o menos, se integrara en la tropa de compañeros de su parcela.
Pero necesitábamos que Roger volviera a confiar plenamente en las personas, que no se sintiera abandonado cada vez que una puerta se cerraba. Así que Manuel se puso manos a la obra. Y la obra es un Roger nuevo, un perro que ha rejuvenecido, que vuelve a confiar, que se queda solo en casa sin sufrir, que duerme tan a pierna suelta cuando Manuel se marcha, que todo lo que pueden oír los vecinos ¡son los ronquidos!
Manuel y Roger son una par de colegas, de grandes amigos que disfrutan juntos del valor de la amistad y de la lealtad. Roger sabe ahora que hay gente buena, gente leal, y que aunque Manuel de vez en cuando cierre la puerte de casa y lo deje solo, la volverá a abrir para regalarle un maravilloso paseo por la playa con su inseparable pelota y su nueva amiga Turka.
Hay personas desleales, como las que olvidaron que Roger les quiso siempre, que incluso seguía haciéndolo cuando lo echaron de sus vidas. Y personas lindas, grandes personas como los voluntarios de El Refugio-Escuela, como Manuel en este caso, que además de cuidar cada semana de los animales del refugio, cuida cada día de nuestro Roger.
Roger está preparado para formar parte de tu familia, os querrá con un amor generoso e inmenso y hará todo lo posible y más para demostraros que merece ser amado. Manuel ha transformado a Roger en un perro joven, equilibrado, confiado y feliz. Un niño ingenuo y bueno en un cuerpo de perro como él nos cuenta.
Adoptar a Roger será una de las mejores decisiones que nunca hayas tomado, porque junto a él descubrirás que el amor puede ser eterno e infinito.
Para adoptarlo escribe a adopciones@elrefugioescuela.com
Manuel, socio y voluntario (¡ya un histórico!) de El Refugio-Escuela andaba dándole vueltas a la idea de acoger a Roger y junto a su perra Turka, enseñarle a confiar de nuevo y sobre todo a olvidar miedos, angustias y ansiedades.
Uno de sus sábados de voluntario en el refugio, cogió a Roger y le dijo: chaval, ¿qué te parece? ¿te vienes conmigo? Roger meneó su proyecto de rabo, abrió los ojos grandes como las pelotas de tenis que adora y de un salto se subió al asiento trasero del coche. ¡Vamos que nos vamos!
A Roger, recordarás, lo abandonaron en el refugio junto a su compañera Veva, tras siete años formando parte de una familia (o eso creía él) Nos encontramos con un animal deprimido y que sufría graves crisis de ansiedad. Los primeros días con nosotros se nos partía el alma al verlo siempre junto a la puerta de su parcela, parecía que esperaba a que volvieran a por él. Estaba nervioso, ladraba sin parar y cuando por fin parecía callarse, se le oía gemir y lloriquear bajito. Poco a poco conseguimos que volviera a jugar a la pelota, que volviera a disfrutar con el agua y que más o menos, se integrara en la tropa de compañeros de su parcela.
Pero necesitábamos que Roger volviera a confiar plenamente en las personas, que no se sintiera abandonado cada vez que una puerta se cerraba. Así que Manuel se puso manos a la obra. Y la obra es un Roger nuevo, un perro que ha rejuvenecido, que vuelve a confiar, que se queda solo en casa sin sufrir, que duerme tan a pierna suelta cuando Manuel se marcha, que todo lo que pueden oír los vecinos ¡son los ronquidos!
Manuel y Roger son una par de colegas, de grandes amigos que disfrutan juntos del valor de la amistad y de la lealtad. Roger sabe ahora que hay gente buena, gente leal, y que aunque Manuel de vez en cuando cierre la puerte de casa y lo deje solo, la volverá a abrir para regalarle un maravilloso paseo por la playa con su inseparable pelota y su nueva amiga Turka.
Hay personas desleales, como las que olvidaron que Roger les quiso siempre, que incluso seguía haciéndolo cuando lo echaron de sus vidas. Y personas lindas, grandes personas como los voluntarios de El Refugio-Escuela, como Manuel en este caso, que además de cuidar cada semana de los animales del refugio, cuida cada día de nuestro Roger.
Roger está preparado para formar parte de tu familia, os querrá con un amor generoso e inmenso y hará todo lo posible y más para demostraros que merece ser amado. Manuel ha transformado a Roger en un perro joven, equilibrado, confiado y feliz. Un niño ingenuo y bueno en un cuerpo de perro como él nos cuenta.
Adoptar a Roger será una de las mejores decisiones que nunca hayas tomado, porque junto a él descubrirás que el amor puede ser eterno e infinito.
Para adoptarlo escribe a adopciones@elrefugioescuela.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario