A finales del año pasado, llegó Elsa a mis manos. No tenía ni el año y ya sabía lo que era el abandono y la terrible enfermedad de la leishmania. Sólo pesaba cinco kilos, era todo huesos, pero aún así no se quejaba y en cuanto le acariciabas, enseguida te movía el rabo. Su madrina, estaba desesperada porque todos los intentos de ayudarla le habían salido fallidos y le aconsejaban que la sacrificara. Traía el alma rota y a la pobre de Elsa hecha un pena.
Me dio lástima. Me negaba a que la muerte ganase esta partida, y aunque yo apenas contaba con tiempo, me ofrecí a ayudar a esta madrina desesperada. Estaba acabando su tratamiento de leishmania, que aquello fue un verdadero suplicio. Tan delgadita, sin ganas de comer, nada de nada, creí que venía un aire y se nos llevaba a Elsa. Fueron muchos días de paciencia, de ésta que no se tiene pero que se saca de debajo de las piedras. Todo lo que se le hacía a Elsa, no le cuadraba, ella no se quejaba, pero su cuerpo lo manifestaba. Nunca he tirado, y por supuesto me niego a tirar la toalla. Leí mil cosas, consulté con unos y otros veterinarios y poco a poco mi Elsa, volvió a la vida, tanto, que ya juega, y como su gente dice, hasta sonríe. Está gordita, tiene culete, ya no tiene costillas, pesa 11,5 kg. Corre que da gusto y sobre todo ¡juega!, porque hasta después de tres meses viviendo conmigo, nunca antes la había visto jugar.
Elsa, como tantos ha pasado ya por lo peor, ahora tiene gente que se preocupa por ella y que la quiere. La queremos porque es muy fácil hacerlo, te sigue allá donde quiera que vayas, si estudias se sienta a tu lado, si cocinas se sienta y te mira, y si le devuelves la mirada te mueve el rabo. Cuando te ve venir y está contenta, te aúlla con alegría y te salta. Para mi aunque no es de raza pura es una muñeca y además si la quieres, te pide tampoco a cambio. Pero tanto su madrina como yo, ya hemos hecho nuestro trabajo, y ahora que Elsa está ya preparada, debemos encontrarle una familia que le de su calor de hogar, como el que ahora tiene, pero que sea un hogar definitivo. Se que ahí fuera en alguna parte de este mundo hay una familia esperando a Elsa, que la querrá y cuidará con el mimo y cariño que ella se merece y para siempre, estoy segura que sólo es cuestión de tiempo.
ELSA NECESITA URGENTEMENTE UNA CASA DE ACOGIDA PARA EL VERANO, YA QUE SU ACOGIDA EN VERANO TIENE QUE DESPLAZARSE POR MOTIVOS FAMILIARES FUERA DE ANDALUCÍA Y NO PUEDE LLEVARLA CONSIGO, O MEJOR AÚN, UNA CASA DEFINITIVA DONDE PUEDA SER FELIZ Y LA CUIDEN COMO SE MERECE.
Contacto la_vita_nuova@hotmail.com / violetasmairena@hotmail.com
Me dio lástima. Me negaba a que la muerte ganase esta partida, y aunque yo apenas contaba con tiempo, me ofrecí a ayudar a esta madrina desesperada. Estaba acabando su tratamiento de leishmania, que aquello fue un verdadero suplicio. Tan delgadita, sin ganas de comer, nada de nada, creí que venía un aire y se nos llevaba a Elsa. Fueron muchos días de paciencia, de ésta que no se tiene pero que se saca de debajo de las piedras. Todo lo que se le hacía a Elsa, no le cuadraba, ella no se quejaba, pero su cuerpo lo manifestaba. Nunca he tirado, y por supuesto me niego a tirar la toalla. Leí mil cosas, consulté con unos y otros veterinarios y poco a poco mi Elsa, volvió a la vida, tanto, que ya juega, y como su gente dice, hasta sonríe. Está gordita, tiene culete, ya no tiene costillas, pesa 11,5 kg. Corre que da gusto y sobre todo ¡juega!, porque hasta después de tres meses viviendo conmigo, nunca antes la había visto jugar.
Elsa, como tantos ha pasado ya por lo peor, ahora tiene gente que se preocupa por ella y que la quiere. La queremos porque es muy fácil hacerlo, te sigue allá donde quiera que vayas, si estudias se sienta a tu lado, si cocinas se sienta y te mira, y si le devuelves la mirada te mueve el rabo. Cuando te ve venir y está contenta, te aúlla con alegría y te salta. Para mi aunque no es de raza pura es una muñeca y además si la quieres, te pide tampoco a cambio. Pero tanto su madrina como yo, ya hemos hecho nuestro trabajo, y ahora que Elsa está ya preparada, debemos encontrarle una familia que le de su calor de hogar, como el que ahora tiene, pero que sea un hogar definitivo. Se que ahí fuera en alguna parte de este mundo hay una familia esperando a Elsa, que la querrá y cuidará con el mimo y cariño que ella se merece y para siempre, estoy segura que sólo es cuestión de tiempo.
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